Cáncer, una vieja pandemia

Todo está conectado, la vida no es individual, es el hilo invisible que lo cose todo.  Animales, plantas y humanos, estamos bordados  en el lienzo vivo del planeta Tierra que late y marca el pulso de la vida común.

Por esto mismo soy de la opinión que las enfermedades de las civilizaciones,  y todas nuestras acciones diarias, dejan su impronta en la tierra, el aire, el agua y todos lo vivo. Por lo que en la actualidad vivimos a un planeta enfermo, espejo de nuestra realidad  actual, y  fruto de muchas malas decisiones y actuaciones.

En la antigüedad, los casos de cáncer eran muy raros. No es necesario decir  que el estilo de vida de nuestr@s ancestr@s, era bien diferente del actual y bastante más sosegado.

También su alimentación era a base de alimentos  naturales,  los que daba la tierra en cada estación y en cada lugar.  La base, eran alimentos de origen vegetal Cereales integrales, legumbres, verduras, frutas, semillas, frutos secos y algas,  los cultivos naturales  de  cada latitud del planeta, y los alimentos y plantas silvestres que se recolectaban de la naturaleza.

Conservaban los alimentos por procedimientos naturales como el secado, el salado o la fermentación, que aportaban mayor nutrición a sus platos y que junto a una pequeña parte de alimentos de origen animal, formaba una dieta  equilibrada, nutritiva y sostenible. Los alimentos de origen animal se consumían en más cantidad,  en los lugares de frio extremo,  en épocas invernales, o en momentos de celebración.

Nuestra forma de alimentarnos ha cambiado mucho en los últimos siglos. Con la llegada de la revolución industrial, y el aumento del poder adquisitivo de las clases menos pudientes, llego también el incremento  del consumo de alimentos y productos, que anteriormente se consumían de forma excepcional, o que quedaban relegados a las clases  sociales más pudientes. Me refiero al consumo diario de carne y productos de origen animal,  al azúcar y harinas refinadas.

“El mundo al revés”, lo que antes ocupaba la base de la dieta,  paso a tener mucha menor importancia en el plato, y lo que antes era excepcional, paso a ser la base de la alimentación.

Con el paso de los años se ha desarrollado una de las industrias más grandes del planeta, la industria alimentaria. Antes  se llamaba agricultura, ganadería y pesca.  Ahora es Industria, porque se someten a procesos industriales y de mecanizado y ultra procesado, a lo que en inicio pudo ser un alimento (ecológico o no). En otros casos dudo  que hubiera un alimento vivo al principio de la cadena.

Esto nos trae al contexto  actual, donde  la mayoría de las cestas de la compra,  son carritos de supermercado, llenos de cajas, botes y bolsas, todo empaquetado, enlatado, congelado y con su buena dosis de aditivos para que esos comestibles se conserven inertes más tiempo.

Productos comestibles ultra procesados carentes de energía, llenos de azúcar, sal refinada y exceso de grasas, en la mayoría de las veces, de dudosa calidad.

En la mayoría de las casas se cocina con electricidad (vitros, inducción, microondas), que, aunque los fabricantes siempre nos venderán su inocuidad, para el cocinado de los alimentos, está demostrado que su uso continuado, interfieren en nuestra salud global.

La vida en el planeta tiene un orden, unos ciclos y es tan perfecto que ha funcionado para bien de los seres vivos durante siglos. Las diferentes latitudes, tienen diferentes climas, diferentes variedades de platas y cultivos, animales y razas de personas. Todo adecuado y en comunión.

Con la globalización se nos vendió el poder consumir lo que deseáramos, del lugar más lejano, al supermercado de tu pueblo, y además todos días del año. Algo inadecuado si lo miramos desde el punto de vista expuesto. La tierra da en cada momento y en cada lugar los alimentos que necesitamos.

En el siglo XVIII, muchos investigadores ya  asociaban el cáncer con la alimentación y el estilo de vida. Aunque tuvieron que pasar unas cuantas décadas más, para que a mediados del siglo.XIX   algunas organizaciones científicas y médicas propusieron algunas recomendaciones alimentarias al respecto.  A sabiendas de ello, se sigue tratando el cáncer, únicamente con  quimioterapia, radioterapia, cirugía y otros tratamientos experimentales.

Estos tratamientos tienen su eficacia, qué duda cabe, aunque por si solos no consiguen revertir satisfactoriamente la situación de las personas que los padecen

De ser una enfermedad rara, hoy en día, la estimación es que una de cada tres personas, tendrá algún cáncer a lo largo de su vida.

Cualquier enfermedad,  se produce  por un desequilibrio continuado en el medio ambiente de una persona. Puede venir del  estilo de vida,  por la forma de alimentarse, y del equilibrio mental y  emocional, pero casi siempre  es por todo ello. Por ello, además de la cirugía y los tratamientos propuestos por los médicos especialistas, habría que revisar el estilo de vida, la alimentación y las cuestiones emocionales que puedan estar perturbando a la persona.

El cáncer, desde la medicina oriental,   son acumulaciones, de sustancias metabólicas residuales, grasas y mucosidades, que no han podido  salir por las vías naturales del cuerpo para su eliminación: heces, orina, sudor, lagrimas, y flujos, y que se acumulan en diferentes partes del interior del cuerpo.

Si el cuerpo no puede liberarse de estas toxinas, las acumula en el interior del cuerpo en cúmulos, que forman cálculos, quistes y otros desordenes internos, que ponen el caldo de cultivo para que la situación se agrave.

Esta situación patológica  se gesta durante un largo periodo, generalmente  años de acumulaciones.

Hay muchos casos, donde  viviendo estas situaciones tan extremas, las personas,  encuentran el origen de su cáncer, que lo provoco,  y consiguen  superarlo, con autorreflexión, y responsabilizándose de su vida y su salud.   Siguiendo  una alimentación adecuada, estando en  contacto con la naturaleza y tratamientos naturales, además de los tratamientos de la medicina oncológica recomiende.

Somos los hacedores de nuestra realidad, y podemos deshacerla si no nos gusta. Con determinación y lucidez, aunque sobre todo con amor.