¡Qué culpa tiene el pimiento!

Me ha venido la canción que dice: “Que culpa tiene el tomate… que está tranquilo en su rama y viene…” Pues eso mismo, con el pimiento, ja,ja.!

Voy a hablaros de un componente de los pimientos que me hace mucha “gracia”, es la sustancia que hace que piquen, la Capsiacina.

¿Y por qué?

Me ha venido a la memoria una situación de mi más tierna infancia, en la que yo no debería tener más de 3-4 años, y me dio por chupar un muñequito verde de fieltro.

Estaba en casa de mis tíos en Barcelona, y mi queridísimo tío Pepe, quería quitarme la “manía”, según él, y se le ocurrió la brillante idea de impregnar el muñequito con pimiento jalapeño que tenía en su tienda de comestibles…

Os podéis imaginar porque recuerdo este pasaje de mi infancia con pelos y señales, ¿verdad?

 Efectivamente deje de chupar el muñequito…

¡A lo que vamos, al pimiento!

La valoración Macrobiótica general es de no usar estos vegetales tan Yin y descompensados entre el sodio y el potasio, al igual que otras solanáceas comestibles, aunque yo no voy a hablar de este tema ahora.

No obstante, realice una tesina sobre solanáceas, ¡y si alguien tiene interés y ganas se la paso para que la lea!

Pues sí, casi Agosto, así que estamos en temporada de pimiento. De Gernika, Ezpeleta, guindillas, piquillo, morrón, italiano, chiles… ¡La variedad es enorme!

El Capiscum nahum o pimiento es una planta de la familia de las solanáceas originaria de México, Bolivia y Perú, es amigo de las temperaturas cálidas. Fue introducido por Cristóbal Colón en Europa en 1.493, aunque también se encuentra en   regiones del Sur de Asia.

Los científicos, lo describieron como un fruto “picante como la pimienta” por lo cual el primer nombre que se le dio al pimiento fue “pimienta de indias”. ¡Aunque como sabéis, también existen variedades bastante dulces!

Su cultivo en España comenzó a realizarse en el siglo XVI. Posteriormente se extendió a Italia y desde ese país a Francia para distribuirse por toda Europa y el resto del mundo. .

Sus formas, peso y colores  son muy  variadas. En su color predominan los amarillos, verdes y rojo. Pueden ser dulces, algo picantes o muy picantes. Todo depende de un alcaloide, la capsicina, que da a las pimientas en general su sabor ardiente característico.

Capsicina, es un alcaloide producido por las glándulas localizadas en la membrana interior del pimiento, donde se generan las semillas.

Esta sustancia varía según la temperatura y condiciones generales del cultivo. Pero está presente en todas las especies de pimientas y también en los pimientos algo picantes y muy picantes.

Este compuesto, estimula receptores específicos del dolor en la mayoría de los mamíferos, especialmente aquellos relacionados con la percepción del calor en la mucosa oral y otros tejidos epiteliales.

En contacto con estas mucosas, la capsicina causa una sensación de ardor parecida a la de una quemadura real por fuego. La capsiacina provoca el aumento de la secreción del ácido clorhídrico y otras sustancias llamadas “mediadores químicos”, que producen alteraciones metabólicas. Como resultado, pueden surgir acidez, mala digestión, gastritis, úlceras pépticas, colitis y hasta problemas más serios.

Antes de comer pimientos, es mejor eliminar toda la parte blanca, las semillas. (a mí me gusta asarlos para quitarles también la piel). ¡Al retirar esta telilla y las semillas hacerlo con cuidado, sin llevar las manos a los ojos o nariz!

Cuando la capsaicina entra en contacto con los terminales nerviosos de boca y lengua, su carácter irritante es interpretado por el cerebro como señal de peligro y desencadena una serie de mecanismos destinados a paliar su efecto: el ritmo cardíaco se acelera, fluye la adrenalina y se dilatan los vasos sanguíneos.

Esta respuesta que pretende bajar la temperatura y contrarrestar el ardor tiene los efectos antes mencionados: enrojecimiento del rostro, goteo de la nariz y  lagrimeo.

Nuestro cerebro, en estos casos, también libera endorfinas (calmantes naturales del organismo) al percibir dolor, lo que explica la sensación placentera que en ocasiones se experimenta al comer algo muy picante.

Para neutralizar el ardor en la boca no es recomendable beber agua, pues la capsaicina no es soluble en ella. Los métodos más eficientes son ingerir un poco de aceite o pan que también ayuda porque remueve de forma mecánica esta sustancia.

La capsicina,  estimula la circulación sanguínea, por lo que es usada en la composición de medicamentos para combatir la neuralgia y el reumatismo.

La escala Scoville

El farmacéutico Wilbur Scoville creó en 1912 la escala que lleva su nombre para medir el grado de picor de los pimientos según su cantidad de capsiacina:

-El pimiento verde y dulce equivale a 0 unidades de Scoville,

-El jalapeño a unas 4.000 (aunque puede oscilar entre las 2.500 y las 8.000 dependiendo del cultivo, el clima o incluso el terreno),

-El tabasco y el picante peruano unas 40.000,

-El habanero anaranjado alrededor de las 300.000,

-El savinas rojo de la Habana alcanza hasta 580.000 y

-El naga jolokia -variedad originaria de la comarca de Assam (India) -que ostenta el récord con 1.041.427 unidades.

Como curiosidad os cuento que la capsaicina también se utiliza como gas lacrimógeno, puesto que en grandes concentraciones. puede ser muy tóxica.
El nivel estándar del aerosol de pimienta —munición irritante del ejército USA— oscila entre los 2.000.000 y los 5.000.000, y la capsaicina pura los 16.000.000 de unidades.

 Así que esto y mucho más investigue ya de mayorcita, cuando me venía el recuerdo   del “muñequito de fieltro que me encantaba chupar”, Y a mí tío le recuerdo con una sonrisa y gran cariño, aunque también lo denomino de forma cariñosa con algún palabro, por su malévola actuación…

 ¡Que paséis un gran verano!